domingo, 16 de marzo de 2014

Mario Party of the Dead

Es algo irónico que uno de los juegos más enfocados al convivio ameno entre las personas sea uno de los principales destructores de amistades que existen en la vida.

Sí, estoy hablando de Mario Party.

Mario Party.

Mario...

...Party.



Todo mundo conoce la saga de Mario Party o por lo menos ha escuchado alguna vez de ella y los que han jugado saben de lo que se trata, así como lo peligroso que es jugarlo con amigos.

Hace unos días jugué la séptima entrega con unos compañeros de mi salón, seis personas. Normalmente pueden jugar solo cuatro personas pero Mario Party 7 te permite jugar con ocho personas a la vez, haciendo equipos donde dos personas usan un mismo mando de Gamecube.

Todo iba bien y tranquilo hasta que alguien obtuvo su primer estrella; conseguir una estrella antes que los demás crea una especie de tensión entre todo ya que los perdedores están conscientes de que llevan la desventaja de no tener estrella, como diría el buen San Yayo (Pedro Yañez), es ahí cuando maduras y te das cuenta de que si quieres ganar, tienes que conseguir otra estrella y encima de eso robarle la suya a la persona que va ganando.

Este juego te hace una mala persona, te atrae al lado oscuro, hace que te den ganas de robarle hasta la ultima moneda a la persona que va en último lugar solo para asegurarte de que se quede ahí.

A mi me robaron mi única estrella y me dejaron en la quiebra absoluta (tres monedas) después de ir ganando en primer lugar. Creo que ha sido de las cosas mas injustas que me han pasado este fin de semana, pero Mario Party no es justo y nunca lo será.

Eso sin contar las veces que fui pisoteado en los minijuegos que salen entre cada turno.

El juego pasado lo ganaron la malvada princesa oscura (Nicole) y la malvada Viri manos mágicas, quienes lo lograron a base de sucias trampas, violencia, items y malas vibras en el tablero. Fue una batalla reñida, llena de insultos entre todos. Los malos sentimientos que traían mis contrincantes brotaron y se proyectaron en el juego, sufrí insultos, regalé insultos y pues a fin de cuentas perdí mediocremente.

Oh cómo me dan ganas de jugar de nuevo...

Almas puras y de personalidad débil, que no aguantan nada; si juegan Mario Party, jueguen solas. Están advertidas.

Sin llorar.

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